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Reflexiones
Reflexiones

Tan versátil como el vinagre

Para mí, las propiedades del vinagre son tan abundantes que resulta un gran aliado. Yo lo aplico como:

  • Desmanchador: para desmanchar las manchas amarillas debajo de las axilas de las blusas blancas que son resultado del sudor y desodorante.
  • Desasolvador: para limpiar los ductos tapados de solvente de lavadora de ropa, pongo un ciclo de agua caliente con vinagre en lugar de jabón y suavizante.
  • Desinfectante: para trapear el piso del baño y limpiar el escusado. Yo pongo un chorrito de vinagre en una cubeta llena de agua.
  • Limpiador orgánico: para limpiar los vidrios, es la mejor opción porque corta la grasa que hace que los vidrios se vean opacos. Yo los limpio con un trapo húmedo de agua con vinagre.
  • Suavizante de ropa: porque la piel de mi familia es delicada y los suavizantes del supermercado son químicos muy agresivos. Pero lo sustituyo por vinagre y la ropa sale suave naturalmente.
  • Aderezo: me encanta preparar un platillo que llamamos Sapicón, que es básicamente una ensalada de lechuga, zanahoría, remolacha, papa y chícharos con carne de res (falda de res) y aderezada con vinagre y sal.

El ejemplo del vinagre me remite a que en la vida, tenemos propiedades naturalmente versátiles como seres humanos. Debemos conocernos, realmente conocernos y aprender cuales son nuestras propias características para compartirlas con el mundo.

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Los Elementos de un Jardín Japonés

Hace unos años trabajé para una empresa de Barcelona llamada Simbiotia que hace jardines terapeúticos y escribí varios posts dedicados a diferentes tiposd e jardines. Recordándo esa etapa te dejo el escrito del jardín japonés y espero que te enamore tanto que quieras visititar uno al menos en tu mente.

El césped está cortado con un precisón lujosa, de un color verde vibrante con tonos de amarillo. Los árboles se estiran queriendo tocarse uno con otro. El pequeño lago está tan sereno que parece un espejo; brillante y majestuoso. A un lado suena una fuente que deja caer gota por gota desde un bambú que dibuja una línea horizontal. A lo lejos veo un puente que atraviesa el pequeño lago para legar a la Casa de Té que me transmite su presencia sagrada desde lejos. Las rocas a mi alrededor se sienten como personas que observan junto a mí ese cuadro natural.  Eso es un jardín japonés.

En los jardines japoneses hay secretos que están a la vista y que cada espectador interpreta e interioriza para su bienestar. Los tres elementos básicos de un ajrdín japones son: agua, rocas y plantas, cada uno tiene una fuerte carga simbólica que en el mundo del inconsciente nos ayuda a acomodar, regenerar y complacer a nuestro ser.

Rocas: Representan la fuerza y estabilidad. Las rocas deben presentarse al natural y su localización en el jardín tiene una importancia igual al de la misma roca. Representan también las montañas.

Agua: Este elemento es común en todas las religiones como elemento purificador. En el jardín japonés simboliza la vida, evoca la reflexión  y canaliza hacia un estado meditativo. En algunos casos el agua misma está representada por grava fina como el elemento de quietud y serenidad.

Plantas: Representan el tiempo. Nos conscientizan del paso del tiempo mediante los colores y las diferentes características de las estaciones, haciendo alusión a los cambios del cuerpo.

Existen más elementos como las islas, puentes, linternas,  Pabellones de Té y muchos más. Uno de los objetivos de un jardín japonés es recordarnos nuestro vínculo con la naturaleza y orientarnos hacia nuestro propio camino.

La sutileza con la que los japoneses interpretan la naturaleza para crear ambientes donde los sentidos se restauren es algo que debemos heredar de éste arte milenario.

¡Sayonara!

Reflexiones

Huerto de sueños

Nada se compara a tener un huerto propio, alimetar la vista con los diseños de macetas, cajas, jardines y más,  para alimentar el corazón al pasar un tiempo de paz sembrando y cosechando, para alimentar los sentidos con las texturas y olores y sobretodo para comer los deliciosos alimentos que podemos plantar.

Yo tengo el mío en pequeñas macetas por la practicidad en cuanto a espacio y atención. Los dos mejores tips que me dieron se los quiero compartir:

  • Las macetas consumen agua rápidamente, así que lo mejor es apuntar en cada maceta las condiciones de húmedad que necesita la tierra y regarlas poco y constantemente.
  • Intenta tener tres diferentes macetas para el mismo alimento. Cada maceta debe tener un momento diferente del proceso de crecimiento. Es decir, que en una maceta tendrás semillas recién plantadas, en otra tendrás una hoja creciendo y en la tercera estarán listas para consumir.

Recuerda que cada planta tiene un tiempo y características diferentes, hay que ser paciente y respetuoso con ese proceso para tener los mejores resutados.

De igual manera siembra lo que quieres de tu vida. Todo tiene un tiempo y el proceso de maduración de ideas también tiene su encanto, así que disfrútalo sin apresurarlo para ver el resultado final.

Y recuerda que uno cosecha lo que siembra.

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Estaciones del Ser

Hoy camino por la calle temprano en la mañana, llevo puestos varios jerseis y una chaqueta que me cubra del frío. Veo las hojas en colores cálidos al igual que una alfombra que cubre las aceras y escucho el sonido que hacen mientras las trituro en cada paso que doy, es un arte natural de paisajismo terapeútico. Subo la mirada y veo los arboles que se van quedando sin hojas en las ramas y me parece que estuvieran diciendo adiós al moverse. Siento una gran empatía, pues por alguna razón yo me siento igual. Diciendo adiós a algo, puede ser a una parte de mí que ha madurado para dar lugar a un estado consiente.

Tú también, ¿habeís notado en alguna ocasión cómo físicamente vamos cambiando al igual que las estaciones del año?

Muchas culturas antiguas eran muy conscientes de eso y respetaban los cambios que demandaba el cuerpo. Hoy en día la vida tan aprisa no nos deja espacio ni para sentirnos. No nos podemos dar el lujoso tiempo de frenar y realmente escuchar a nuestro cuerpo y sus necesidades. Queremos continuar ininterrumpidamente en el “confort” de estar siempre igual, sin alteración alguna. Pero, que maravilla sería si nos permitiésemos mudar de piel como una serpiente o mudar pelaje como un caballo en verano. Y qué decir de disfrutar la cosecha otoñal de nuestros pensamientos. Sería doblemente espectacular observar el florecimiento primaveral de nuestros pensamientos y tal vez fisicamente de nuestras uñas nuevas. Podríamos decir que nosotros también pasamos por estaciones en nuestro propio cuerpo, aunque no siempre están sincronizadas con las estaciones del año.

A mí, me gustaría pensar en nosotros mismos como un jardín zen en el que algunas veces se plantan ideas que debemos cuidar y las cuales veremos florecer en su debido tiempo, no antes ni después, igual que una flor. Un jardín donde muchas veces pasamos un frío invierno y debemos ser amables con nosotros mismos para protegernos y no dejarnos expuestos ante ese frío. Tenemos tambíen etapas de transición, igual que el otoño, donde nos preparamos para cambios fuertes. Algunas veces esas transiciones son esplendorosas y nos proveen de dorados e inolvidables momentos, pero algunas otras esos cambios vienen con fuertes vientos que nos sacuden demasiado. En esos momentos es cuando debemos ser doblemente amables y amorosos con nosotros mismos y no quedarnos sólo con los superficial que nos desespera y frustra. Pero también debemos alegrarnos y disfrutar de una cosecha esperada y trabajada con mucho amor, como cuando disciplinadamente hemos asistido al gimnasio y hemos comido slaudablemente (aunque no siempre sea lo mas fácil o más cómodo) y entonces cosechamos cuando nos sentimos bien  y vemos que tenemos ese abdomen plano o simplemente tenemos esa ligereza para caminar, esa energía para jugar con nuestros hijos y ese amor por nosotros mismos. Eso ha de disfrutarse al igual que una jugosa manzana recién tomada del manzano.

Siempre estamos en constante movimiento y transformación, es natural y es hermoso, nunca olvidemos ser amables con nosotros mismos y sobretodo en los momentos más difíciles. Seamos como una flor que muere y renace constantemente, que necesita cuiadados y cultiva los sentidos.

¡Gracias y hasta la próxima!

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Diseñar la vida

Mucho antes de salir de la prepa yo ya sabía que quería estudiar diseño industrial y me gradúe a las 28 años con dos hijos. Claro que no siempre la planeación que hacemos en la vida es de la manera que pensamos, al contrario, suele ser mucho mejor, pero no siempre más sencilla. Conforme pasó el tiempo, crecí, maduré y me transformé al punto de decantar que lo que más me gustaba era diseñar para niños y que el diseño de arte era lo que más me gustaba, por eso seguí el camino de las letras para mi desarrollo, pero siempre honrando mi parte creadora de diseñador.

Mi definición de diseñador es: buscador de mútiples soluciones para un solo problema.

El problema puede ser tan sencillo como, ¿qué objeto puedo usar para sentarme?, o tan elaborado como, ¿qué elementos del sistema de educación se deben modificar para permitir el potencial de cada persona?.

En resumen, el problema empieza por una pregunta, y pensar como un diseñador nos permite explorar creativamente las opciones de soluciones para un mismo problema.

Yo me he dado cuenta que todos tenemos un diseñador interior y que fomentar nuestra creatividad para solucionar problemas nos ayuda a vivir más tranquilos y ligeros, ya que al enfrentarnos a un problema, de cualquier índole, no nos abrumamos, sino que abrimos un abanico de posibilidades de solución.

¡Te invito a diseñar la vida que quieres!

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Desmanchar la ropa, desmanchar la vida

Ser mamá y ama de casa es un reto placentero. Hay días caóticos y otros gozosos, pero al final todos son un regalo y una continua enseñanza. Cada vez que estoy haciendo alguna actividad de mi casa, mi mente no puede evitar hacer alusiones a lo que me pasa en la vida diaria. Ayer que lavaba los pantalones de mis hijos llenos de manchas de pasta por jugar futbol me puse a investigar cómo desmancharlos, así que te dejo lo que me ayudó más y la reflexión que pensé.

Para limpiar las manchas de pasto de la ropa, yo recomiendo usar un chorrito de de limpiador para piso con aceite de Pino directamente en la mancha y dejarlo remojar por media hora. Después, debemos cepillar la mancha y por último, la ropa debe meterse a lavar en el ciclo de lavado normal dentro de la lavadora. Al salir, la ropa estará libre de manchas, limpia y con un aroma fresco.

Debemos ver nuestra mente de la misma manera que si fuera ropa, como si nuestros pensamientos equivocados mancharan nuestra mente, y podemos limpiarlos imaginando que nuestra mente es una lavadora que limpia nuestros pensamientos y los desmancha. Para eliminarlos debemos sustiuirlos por pensamientos positivos que  nos dejarán un dulce aroma que nos alegrará el corazón. No debemos culparnos por tener pensamientos equivocados porque carecen de fuerza frente a los pensamientos positivos, simplemente debemos estar al pendiente para “limpiarlos” en cuanto los percibimos.

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